María Domínguez, Alcaldesa de Gallur

La historia de María Domínguez ha cobrado notoriedad estos días porque sus restos han sido, por fin, encontrados en una fosa en la tapia del cementerio Fuendejalón (Zaragoza), un pueblo que está muy cerca del que ella nació en el año 1882, Pozuelo de Aragón, y donde fue a esconderse tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Su vida es la historia de una persona con una enorme inteligencia y solidaridad, que realizó un inmenso esfuerzo personal por aprender, y por enseñar y extender a las demás personas, particularmente a las mujeres, los beneficios de una sociedad más libre y más igualitaria.

Como persona que resido en Aragón desde hace muchos años, conozco su historia porque, aunque desde hace pocos años se ha comenzado a reconocer la importancia que tuvo en su tiempo, porque nada le fue dado y todo lo consiguió con su esfuerzo personal. Y sin que nada le fuera dado, fue la primera mujer alcaldesa democrática en la Segunda República en España. Adentrándonos en su vida, tiene aún mayor interés su fuerza personal para superar unas situaciones adversas, y su lucidez para reivindicar y luchar por la igualdad de derechos para todas las personas, por supuesto para las mujeres, que estaban especialmente privadas de ellos. Junto a Maria Moliner, nacida en Paniza (Zaragoza), son las dos mujeres más notables en la historia reciente de la Comunidad aragonesa.

María Dominguez nació en una familia pobre; ella, como sus padres, fue jornalera desde muy pequeña, pero su gran curiosidad, su destacada inteligencia y su rebeldía la llevaron a leer todo cuanto caía en sus manos con gran provecho, por cierto. Fue autodidacta, aunque con grandes dificultades como es lógico, hizo Magisterio (fue alumna en la preciosa Escuela de Artes y oficios de Zaragoza) y dio clases y, sobre todo, escribió muchos artículos e incluso publicó un libro en el año 1933 que tituló “Opiniones de mujeres”, que ha sido reeditado hace unos años, creo que por la Diputación Provincial de Zaragoza. El contenido del libro son cuatro conferencias suyas y por el título, ya podemos hacernos idea del contenido y de cuál fue su principal preocupación: el feminismo y la lucha para mejorar la situación de discriminación de las mujeres, junto con el socialismo. Entonces como ahora ella pensó que sin feminismo no hay socialismo.

En su primer matrimonio fue víctima de malos tratos por parte de su marido y ella no se resignó, y salió huyendo hasta Barcelona, donde se colocó como criada en una casa. El maltratador la denunció por abandonarle y ella estuvo en busca y captura, aunque no fue detenida por este motivo. Pero tiene miga el asunto.

Estas vivencias no la hicieron ser temerosa, sino todo lo contrario, fueron el acicate que la estimuló más aún para defender la igualdad de la mujer, el voto de las mujeres, el divorcio, la cultura como motor del cambio, el derecho a la enseñanza o el sufragio universal. Mientras vivió en Zaragoza y estudió en la Escuela de Artes y oficios, se relacionó con medios republicanos y escribió y le publicaron numerosos artículos.

Junto con su segundo marido, con quien se casó una vez que falleció su maltratador, socialistas ella y él, fundaron la UGT en Gallur, el pueblo de la provincia de Zaragoza al que fueron a vivir en el año 1931. Y allí desarrolló una gran actividad para llevar a la práctica sus grandes ideales.

Su importante labor en el pueblo, hizo que el gobernador civil, cuando disolvió el Ayuntamiento por determinadas circunstancias, nombrara una comisión gestora, al frente de la cual, como alcaldesa, designó a María Domínguez. Así, ella fue la primera mujer que estuvo al frente de una alcaldía en España y lo fue desde el 29 de julio de 1932 hasta el 6 de febrero de 1933, ya que en esta fecha se pusieron fin a las comisiones gestoras que se habían creado con carácter transitorio. Lo más importante que hizo en tan poco tiempo fue una escuela mixta, para niñas y niños, con buenas condiciones de calor, luz y limpieza. Curiosamente, dedicó una parte muy importante del presupuesto municipal a la educación de las niñas y los niños.

El diario Crónica publicó el día 30 de octubre de 1932 una entrevista con María Domínguez, de la que destaco estos párrafos:

“Entre dos bandos irreductibles, María Dominguez era la paz”.

“Posee María Dominguez ese buen sentido, la serenidad bondadosa, pero recia, que caracteriza a la dueña en Aragón y que la capacita plenamente para el gobierno, no siempre sencillo, de su hacienda”.

“Esta alcaldesa, Maria Dominguez, de un socialismo idealista, que no se somete a la rígida disciplina de un partido; mujer inteligente, instruida, si acaso un poco bachillera, a quien, por el lugar de nacimiento, un pequeño pueblo de Aragón, conocían los elementos izquierdistas de Aragón por María la de Pozuelo.”

“Entusiasta en un tiempo de las doctrinas de Pi y Maragall; enamorada más tarde de un socialismo idealista; libre de todas las impurezas de la realidad; defensora con ardimiento de que se mejore y se entone el trabajo de la mujer en la República; partidaria de que cada labrador tenga un pedazo de tierra suyo que cultivar; con una exacta visión de la política en los pueblos…”

Crónica, 30 de octubre de 1932

Esta era María Dominguez, una mujer tan peligrosa que fue ejecutada al poco tiempo de que dieran el golpe de Estado

Cuando dejó de ser alcaldesa en el año 1933, se dedicó a dar clases para ganarse la vida, al activismo feminista y socialista y a escribir en numerosos medios. Con el golpe de Estado, se refugió en casa de una hermana, en Pozuelo, el pueblo en el que había nacido y allí fue detenida pocos días después del 18 de julio de 1936 y ejecutada por fusilamiento el día 7 de septiembre de 1936 en la tapia del cementerio de Fuendejalón, localidad cercana a Pozuelo.

Como decía, desde los años 90 en Aragón se la tiene en estima y consideración; Vicky Calabia realizó un documental sobre María Dominguez; en Zaragoza, una calle lleva su nombre; en Gallur, las escuelas llevan también su nombre y el PSOE constituyó una Fundación para la reflexión política, que lleva su nombre, María Dominguez. Pero ella, por lo expuesto, pienso que es acreedora de un reconocimiento mucho mayor.

Gracias al empeño de varias asociaciones aragonesas de memoria histórica, del Gobierno autonómico y del Gobierno estatal, particularmente de Carmen Calvo, vicepresidenta y ministra de Memoria Democrática, hace unos días hemos tenido la emoción de saber que sus restos habían sido localizados y exhumados de la zanja en la que fueron arrojados tras ser fusilada. El cráneo con un tiro certero; su peineta, destrozada por el tiro, sus horquillas y las sandalias que llevaba puestas, fueron los objetos personales que, junto con la documentación existente, permitieron su identificación, además de las pruebas de ADN que harán los médicos forenses. La justicia, la reparación y el reconocimiento es lo que procede hacer ahora.

Esta mujer fue una pionera de feminismo en Aragón; una luchadora por los derechos sociales; una mujer comprometida socialmente al extremo de haber sido asesinada por ello.

María Dominguez fue, ante todo una mujer que pensó y vivió como socialista y feminista y que solo por eso, los enemigos de la democracia la mataron. Le debemos un homenaje importante.